¿Cómo debe plantearse la iluminación de la cocina?

La iluminación de la cocina tiene dos claros objetivos: el primero es lograr la idónea para las zonas de cocinado y el segundo, y más estético, crear el ambiente que nos haga sentir a gusto.

Para que te hagas una idea de lo que vamos a tratar y sigamos la misma onda, visita lamparasenlinea y verás con claridad a lo que nos estamos refiriendo.

Pautas que seguir para la iluminación de la cocina

Concretar unas pautas en cuanto a la iluminación es lo que nos permitirá, tanto si es una obra nueva como si es una reforma, tener siempre a mano nuestra propia guía de estilo y en función a ella poder elegir los elementos que mejor la reflejen.

Iluminación general de la cocina

Este primer paso conlleva el buscar un tipo de iluminación base y que sirva como punto de referencia a la hora de acometer la iluminación de las zonas en que podamos dividir nuestra cocina.

Hay que elegir lámparas que aporten uniformidad, como por ejemplo los plafones LED, que no sobresalen apenas del techo, son sobrios y, bien distribuidos, admitirán sin problema cualquier otro estilo de iluminación zonal que elijamos.

Zonas a iluminar

Si la cocina es muy grande podemos diferenciar con facilidad zonas e iluminarlas de distintas maneras, pero si es pequeña hay que buscar un tipo de iluminación todoterreno que cumpla con los dos objetivos indicados al principio.

En el primer caso podemos optar por lámparas colgantes sobre las zonas de recreo donde comamos, desayunemos, etc. y en el área de cocinado decantarnos por barras de LED integradas en el mobiliario y añadir focos ajustables, o apliques, que permitan orientar la luz según la necesidad de cada momento.

En el caso de las cocinas pequeñas en las que no hay posibilidad de establecer zonas diferenciadas, el uso de la iluminación general complementada con pequeños focos empotrables suele dar un resultado óptimo.

Evitar zonas de sombra

Cuando ya tengamos planeada la iluminación total de la cocina, es conveniente verificar que una vez colocadas no se vayan a producir zonas de sombra.

Estas, por lo general, son consecuencia de la interferencia con el mobiliario, o con la propia construcción. Por ello, las luces que no entren dentro de la iluminación general deben ser de los últimos elementos a colocar para no llevarnos ingratas sorpresas.

Además de estos tres puntos básicos, hay que considerar también otros aspectos como son el color y la potencia —ambos básicos para no distorsionar el color de los alimentos—, y el consumo, ya que la cocina es uno de los lugares más usados, y frecuentados, de la casa.

Cuanto más cálida y natural sea la luz, más fácilmente nos permitirá crear un ambiente cálido y acogedor a la vez que práctico y funcional.

 

La cocina recibía, hace no muchos años, el nombre de «hogar» y esto es algo a tener muy en cuenta a la hora de iluminar, ya que es más que evidente que estamos hablando de la estancia familiar por antonomasia.

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